Como matar a un ruiseñor llamado Camila

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«El hombre nació en la barbarie, cuando matar a su semejante era una condición normal de la existencia. Se le otorgó una conciencia. Y ahora ha llegado el día en que la violencia hacia otro ser humano debe volverse tan aborrecible como comer la carne de otro.»

Martin Luther King

 

Jueves Santo.

Este 28 de marzo del 2024, en plena semana mayor, será recordado en México, como un jueves santo sangriento por lo ocurrido en Taxco, Guerrero, con el secuestro e infanticidio, de la pequeña de ocho años que en vida, respondió al nombre de Camila Gómez Ortega, quien fue hallada sin vida en la madrugada de ese día, en la carretera Taxco- Cuernavaca.

 

Tras las huellas.

 

Camila, desapareció el miércoles 27 de marzo, aproximadamente a las tres de la tarde, cuando fue a jugar a la casa de su amiguita, quien por cierto era su vecina; según el testimonio de familiares, la madre de Camila llamó a su vecina para saber sobre su hija y los probables secuestradores negaron en ese momento, que la pequeña hubiere llegado a esa casa, después derivado de un vídeo de seguridad que circula en redes, fue desmentido el hecho, al observarse que la menor sí había llegado y nunca más salió.

 

El secuestro.

 

Una hora y media después, la mamá de Camila recibe un mensaje del celular de la niña, a través del cual le piden $200 mil pesos a cambio de su hija.

El secuestro de Camila era ya un hecho.

Gracias a las cámaras y vídeos, la familia logra identificar que la niña sí había ingresado a la casa de la vecina, para después ser sacada del inmueble dentro de una bolsa negra y colocada en la cajuela de un taxi, los indicios llevan a determinar que la niña probablemente ya se encontraba sin vida, su cuerpo fue localizado a las 4 de la mañana de este jueves santo, dentro de una bolsa negra de plástico cerca de la caseta de Zacapalco, municipio de Taxco.

 

Crónica de una muerte anunciada.

 

Los familiares de Camila, al saber del hallazgo del cuerpo de la pequeña, se trasladaron al Barrio de La Florida, donde impidieron que saliera de su casa la mujer y sus hijos, quien era pareja del taxista y que presuntamente estaría implicada en el infanticidio y feminicidio, por lo que mantuvieron rodeado el domicilio, en espera de que la autoridad se presentará para detenerla.

Espera, que se prolongó tanto, que propició que una turba de enardecida golpeará a la probable responsable del secuestro e infanticidio de Camila, hasta ocasionarle heridas y lesiones tan graves que fueron determinantes para su muerte.

 

Por cierto, la golpiza dada a la probable responsable del secuestro y feminicidio de Camila, se realizó ante los ojos y complicidad de los policías municipales y guardia nacional, quienes permitieron que la turba bajará de la patrulla a la hoy occisa.

 

El ruiseñor.

 

El secuestro e infanticidio de Camila, es un caso más que lacera a este México tan dividido, pero también pone en evidencia la falta de capacitación, incompetencia y desdén hacia el incremento de desaparición de menores de edad e infanticidios en el país, tanto de los gobiernos municipales, estatales y federal.

 

El gobierno lopezobradorista ha sido proclive al perdón de los criminales, bajo lemas tan concienzudamente estructurados como «abrazos, no balazos» «los voy a acusar con sus mamás» ( en referencia a las conductas realizadas por integrantes del crimen organizado)

 

Después,de escuchar reiteradamente al presidente de México Andrés Manuel López Obrador sostener en sus mañaneras, frases tan chabacanas, surgen las preguntas indispensables y necesarias.

 

¿Otorgar el perdón a quien secuestro y asesino a una frágil Camila ?

 

¿A quién desapareció a otro ser humano, en este caso una niña inocente de solo 8 años?

 

¿Cómo perdonar a quienes pidieron rescate por Camila y después la ejecutaron?

 

¿Que orilla al pueblo tomar la justicia por su propia mano?

 

La falta de atención y conocimiento de protocolos para los casos de menores de edad, las fallas en el sistema judicial que han sido evidenciadas constantemente, a través de las conductas de jueces no aptos para el cargo, las fiscalías que son oscuras, con vicios viejos y profundamente arraigados, como su carencia de efectividad, por su marcada burocracia y lentitud, además de infinita ignorancia.

 

Camila, entró con toda la inocencia a la casa de su amiguita, confío, como lo hizo su madre en la probable responsable del secuestro y feminicidio, era su vecina; no hubo piedad para Camila la mataron como quienes matan pajaritos, porque esa es la fragilidad de un menor de edad.

 

Así, Camila es una víctima más, como lo fue Fátima cuyo cuerpo fue encontrado desnudo y en un costal 15 de febrero del 2020, en ciudad de México, Fátima tenía 7 años.

 

Ambas, se convirtieron en un número de estadística más de feminicidio.

 

Nunca, será suficiente hablar de feminicidio mientras exista impunidad, que orille a un pueblo a cobrar justicia por su propia mano, ante la falta de fé en las instituciones judiciales y policiales.

 

¿Cuántas Camilas, cuántas Fátimas más?

 

¿Cuántas veces más veremos a familiares de víctimas hacer lo que corresponden al estado?

 

¿Cuántas turbas más tomarán bajo su propia mano la ley?

 

#JusticiaparaCamila

 

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